El Valle del Jerte parte de las estribaciones de Gredos, cuyo macizo se prolonga hasta la sierra de Tornavacas, Tormantos y San Bernabé, que lo separa de la comarca de la Vera, y en su parte occidental, los montes de Traslasierra, que sirve de límite con el valle del Ambroz.
La condición montañosa de esta comarca influye, de forma notable, en el desarrollo de las diversas comunidades, existiendo diferentes microclimas en función de la situación de éstas.
El rio Jerte, nexo de unión de toda la zona, alimenta su cauce con las cristalinas aguas de múltiples gargantas y arroyos. El paso de los siglos ha destinado para cada uno de ellos un entorno natural diferente, donde se mezclan abruptas cascadas, remansos horadados en la roca con retirados e insólitos parajes que aguardan que el andante descubra su singular belleza.
Más allá del tupido verde que en montes semejantes nos ofrece la Naturaleza, el visitante podrá recrear la vista con una amplia gama de tonos que se distribuyen, de forma arbitraria, por los distintos rincones que componen el paisaje. Merece especial mención el contraste que podemos encontrar en época otoñal. Su contemplación nos transporta a lugares encantados propios de los cuentos.
Entrando la Semana Santa, el Valle del Jerte se viste de blanco, la flor de la cereza cubre la ladera de las montañas y el paisaje gris del invierno da paso al luminoso resplandor de la primavera. Pocas veces, los ojos del viajero han podido contemplar semejante "Espectáculo".
En lo más alto de sus montañas los pináculos de rocas se transforman en magníficos miradores, desde donde deleitarse con vistas infinitas. A lo largo de la comarca descubriremos tanto cómodos senderos que nos permiten llegar a lo más alto, como desafiantes "paredes" para intrépidos escaladores.
Si algo caracteriza a las gentes del lugar, es su constante relación con el medio que les rodea. Su principal actividad económica es la agricultura, y sin dudarlo, es el cultivo de la cereza la principal fuente de ingreso. La época de primavera y verano es el momento de mayor trabajo para todos los pueblos de esta comarca, pues se lleva a cabo la recolección de las cerezas, que se sigue realizando de forma tradicional.
Los cultivos se distribuyen no sólo en el fondo del valle, sino que trepan por la laderas de las montañas gracias a los bancales realizados por sus habitantes en su afán por dominar el entorno.
Además de la cereza, podemos encontrar en estas fértiles tierras gran variedad de productos como frambuesas, higos, aceitunas, castañas y todo tipo de productos de huerta. Con estos frutos se elaboran artesanalmente los famosos licores del " Valle del Jerte", de frambuesa, cereza, higo, sin olvidar el aguardiente de cereza.
Cada ciclo litúrgico trae consigo gran número de fiestas y tradiciones. La mayoría de las celebraciones de estas localidades son en honor de su " Patrón". Entre las fiestas que conservan estos pueblos de la rivera del Jerte citaremos las más famosas : Jarramplas de Piornal, el Taraballo de Navaconcejo y el Judas de Cabezuela. La primera de ellas se celebra el día de San Sebastián. La figura del Jarramplás, destaca por su traje multicolor y su careta cuniforme, muy bien reforzado, para poder soportar la lluvia de nabos que la gente del pueblo le lanzará. Acompaña este ritual el sonido del tamboríl.
Este mismo día, se celebra en Navaconcejo, el Taraballo. Este personaje, disfrazado con un mono blanco con borlas rojas, acompaña a San Sebastián en la procesión, en continuo baile, sin dar la espalda en ningún momento al santo mártir. El Taraballo lleva un ventril, con el que se defiende de los ataques de los chicos y adultos.
El "Judas" de Cabezuela del Valle, se celebra el Domingo de Resurrección. Se trata de un pelele, relleno de paja y petardos, que después de ser paseado por el pueblo, es quemado alrededor de la media noche ante el asombro de los espectadores.
Muchos de los pueblos de la comarca conservan restos de lo que fuera su arquitectura popular, que conviven con casas modernas. En su mayoría, son casas con solanas voladas de madera y hermosos soportales, mientras que en los pueblos serranos, sobre todo en Piornal los exteriores se realizan completamente de piedra, con mínimos vanos. En Cabrero, las Casas del Castañar conviven las dos modalidades de arquitectura. Encontramos ejemplos en Tornavacas ( Calle Real), en Cabezuela , en Navaconcejo en la calle Real donde perviven casas con solanas de madera. Otros datos de interés artístico son: En Navaconcejo, La Fábrica, del siglo XV, dedicada a la producción textil, por los monjes franciscanos. En la mayor parte de los pueblos se levantan ermitas o capillas en honor de sus respectivos Cristos : Navaconcejo, Jerte, Valdastillas, Piornal, Barrado y Tornavacas.
En esta comarca del Jerte podemos degustar una cocina muy variada, toda ella basada en productos locales : patatas revolcás, migas, caldereta, trucha escabechada, así como excelentes embutidos.
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