¿Quién no ha oído hablar en alguna ocasión de las cerezas del Valle del Jerte?, o mejor, ¿Quién no las ha probado?.
La cereza fue introducida por los árabes en la zona norte de Cáceres y tras la reconquista su cultivo creció espectacularmente. En la Edad Media ya se hablaba de la exquisitez de esta fruta venida de tierra extremeña, si bien ha sido durante la pasada centuria cuando se ha convertido en un auténtico monocultivo y su fama ha traspasado las fronteras de nuestro país.
Hoy en día, la cereza es la base económica de la comarca, ya no solo por el valor del producto, sino también por la enorme repercusión que la época de floración ejerce sobre el sector turístico. Su cultivo se extiende a lo largo de las dos laderas de las montañas (a la más soleada se le llama "solana" y la más fresca "umbría") repartido en pequeñas fincas que a su vez se dividen en bancales para salvar la inclinación del terreno. Más de un millón de cerezos que pueden llegar a producir en un año de buena cosecha hasta 20 Tm. El Valle del Jerte es el mayor productor de cerezas de toda Europa.
La cereza del Jerte es algo especial. Una fruta de textura firme y suave, sabrosa y refrescante. Una delicia para el paladar. Es un fruto muy peculiar, herencia de muchos años de artesana crianza y de artesana cosecha. Aunque los árboles ya no son tan grandes como antes, la forma de recolección sigue siendo manual. Los hombres se cuelgan la "cesta" al hombro, sujeta gracias al "garabato" y, ayudados de la "soga", suben hasta las ramas más altas. Las ramas bajas se "cogen" desde la "escalera". Las mujeres, mientras, se encargan de "escoger" y seleccionar. Es una tarea ardua, ya que no se descansa ni Sábados ni Domingos. El resultado merece la pena. La cereza del Jerte puede llegar a superar los 30 milímetros de diámetro, y su calidad no tiene competencia.
La época de recolección, denominada "cerecera", transcurre desde el mes de Abril hasta bien entrado Agosto. La maduración progresiva es la que propicia un periodo tan largo. Esto se debe, por una parte, a la distinta evolución de cada una de las clases y por otra, a la disposición de los árboles frutales en diferentes alturas.
Hay muchas variedades de cerezas (Mollar, Del Monzón, Pico Negro, Pico Colorao, California, Ambrunés......), cada una con una textura y un sabor peculiar. Algunas de mayor tamaño, otras con un color más intenso. Eso si, todas riquísimas. De entre todas ellas destaca la variedad llamada "Picota" (este es el nombre que algunos utilizan erróneamente para identificar a la cereza en general). La "Picota" es una de las variedades más antiguas. En algunas ocasiones se ha asociado a la "Ambrunés" que es una cereza de tamaño medio, sin rabo, más oscura que la mayoría y de sabor un poco más dulce.
Por otra parte la cereza es un alimento sanísimo. Es una fuente de vitamina C y bioflavonoides, por lo que actúa como antioxidante. Posee hierro, magnesio, potasio, silicio y provitamina A (beta-caroteno). Su consumo diario ayuda a reducir los niveles sanguíneos de ácido úrico, lo que ayuda a prevenir la gota. Pero lo realmente significativo de este fruto es su capacidad para proteger contra el cáncer. El ácido elágico que contiene inhibe la reproducción de células cancerígenas. Además, ayuda a regular el tránsito intestinal. ¿Qué más se puede pedir?.
Para finalizar, debemos hacer una recomendación. Si desean disfrutar realmente comiendo cerezas, nada mejor que acercarse al Valle y comprarlas en cualquiera de sus cooperativas. La cereza recién cogida del árbol sabe todavía mejor. Además, podrán llevarse otros productos derivados que difícilmente encontrarán en otros sitios, como por ejemplo el licor, el aguardiente de cereza o la mermelada. Esta última está especialmente indicada no solo por su sabor y aroma natural, sino también por estar realizada sin aditivos ni conservantes.
La cereza del Valle del Jerte se encuentra amparada por su Denominación de Origen. Cereza del Jerte. |